Armonía, es una perra que vive en Santorini, Grecia. La conocí cuando me hospedé en el hotel en Oia, donde ella no es una mascota, es una reina. Cada amanecer y cada atardecer, la perra subía al muro frente al mar Egeo y se quedaba quieta, como meditando, dejando que el viento y la brisa le volaran las orejas. Abarcando la inmensidad del paisaje, como una reina disfrutaba la vista mas hermosa de Santorini. Seguía su ritual cada día, sin importarle las idas y venidas de los visitantes, de los viajeros, de los fotógrafos. La perra de Santorini era la primera en recibir a los turistas que llegaban, y deslumbraba a aquellos que pasaban, nadie era indiferente a aquel can tan elegante y sereno. Todos se quedaban mirándola, sorprendidos ante su presencia aristocrática de perra-reina. Armonía estaba tan compenetrada con el paisaje, que se volvía inmensa, poderosa, imponente como el entorno. El mejor lugar para apreciar la belleza, lo había encontrado Armonía, en Santorini. La perra era una reina, porque lo tenía a sus pies.
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